La mañana en Boedo no hizo más que ponerle imagen a un derrumbe que se veía venir. El plantel profesional de San Lorenzo decidió no salir a la cancha auxiliar para entrenarse y dejó expuesta, una vez más, la profundidad de una crisis que golpea al club en todos los frentes. La medida fue contundente. Los jugadores reclaman el pago de los premios por la clasificación a la próxima Copa Sudamericana, dinero que la dirigencia había prometido antes de las vacaciones y que nunca llegó.

Lo que pasó este lunes no sorprendió a quienes siguen el día a día azulgrana, pero sí terminó de confirmar que el conflicto ya superó lo deportivo. La protesta llegó mientras en los despachos se arma, contra reloj, una comisión transitoria impulsada por la AFA ante el desgaste total del oficialismo que encabeza Marcelo Moretti. Las reuniones con Claudio Tapia durante la última semana sirvieron para ordenar un esquema nuevo que excluye por completo a los dirigentes de peso del actual gobierno del club.

El nombre fuerte que aparece es el de Sergio Constantino, opositor, vocal y tercero en las últimas elecciones, acompañado por Cristian Evangelista, otro dirigente que viene marcando distancia del oficialismo. Tapia espera la realización de una reunión de Comisión Directiva que incluya renuncias masivas, paso necesario para declarar la acefalía y habilitar formalmente la intervención temporal. La AFA ya le dio el visto bueno al armado y será quien defina el período de gestión de esta comisión.

Un plantel cansado de esperar

Mientras el tablero político se reacomoda, la bronca dentro del vestuario explotó. Según reveló Leandro Alves en SportsCenter, todos los futbolistas participaron de una reunión interna para definir la medida de fuerza. Los referentes, con Damián Ayude a la cabeza, remarcaron que los premios adeudados habían sido prometidos por Moretti antes del duelo con Central Córdoba y que el incumplimiento colmó la paciencia.

La situación no es nueva en Boedo. Durante este año, y con Miguel Ángel Russo todavía en el banco, el plantel ya había decidido no entrenarse por atrasos salariales antes de los cuartos de final del Apertura. Ahora, con la competencia cerrada y el equipo eliminado en octavos del Clausura, resolvieron endurecer la postura.

La AFA intervino parcialmente en los últimos días para aliviar la situación, se hizo cargo de los sueldos de julio y agosto y giró el dinero reclamado formalmente por Alexis Cuello. Ese apoyo permitió acomodar algo las cuentas, pero no resolvió el problema estructural que arrastra el club.

A la tensión se suma otro foco de conflicto. Los juveniles de reserva no saben si sus contratos serán renovados y, sin comunicación oficial, ya pueden quedar libres para firmar con cualquier institución.

Noviembre fue un mes cargado en la Avenida Perito Moreno. A los reclamos del defensor Jhohan Romaña, se sumó el conflicto general del plantel, con Gastón Hernández como vocero, y la intimación de Cuello. Todo se acumula en un momento en el que la dirigencia necesita evitar un pedido de quiebra y, al mismo tiempo, definir quién conducirá al club durante los próximos meses.

Mientras tanto, el plantel ya recibió una hoja de ruta en medio del caos, entrenarán hasta el 5 de diciembre y volverán recién el 27 de enero para preparar una temporada 2026 que los espera con triple competencia.

La imagen de esta mañana, con los jugadores negándose a entrenar por falta de pagos, sintetiza el momento. La pelota está detenida. La crisis, no. En San Lorenzo, cada día parece empujar un poco más al club hacia una definición que ya no puede esperar.